Tras la caída del régimen talibán, Deborah Rodríguez, peluquera y madre de dos hijos, viajó a Afganistán como ayuda en un grupo de ayuda humanitaria. Una vez allí, no sabía muy bien lo que podía ofrecer a este país destrozado por la guerra. Pero pronto descubrió que su profesión, más que un obstáculo era una bendición, y en cuanto se corrió la voz de que una peluquera había llegado a Kabul, todos, occidentales y afganos, querían pedir cita para un buen corte de pelo. En Afganistán, el sueño más bello de una mujer es la libertad. Un admirable relato sobre una extraordinaria comunidad de mujeres que se unieron para aprender el arte de las permanentes, de la amistad y la supervivencia.