El entremés es el teatro de entretenimiento en su estado más puro: farsas, y amoríos, chascarrillos y equívocos, rufianes, adúlteras y bobos se mueven al servicio de una trama principalmente humorística. Cervantes, que no se abstuvo de cultivar ninguna modalidad de las letras del Siglo de Oro, se ocupó también este «género humilde» otorgándole una calidad literaria desconocida hasta el momento.