Hasta ahora, los estudios de los procesos electorales se habían realizado casi exclusivamente sobre regímenes democráticos, dando por supuesto que, en otros modelos políticos, tales procesos eran irrelevantes por cuanto solo servían para enmascarar mecanismos autoritarios de dominación.
Se trata de una verdad a medias: las elecciones en este tipo de regímenes sirven también a distintos objetivos, desde su legitimación a posteriori hasta la «desactivación» de las corrientes de opinión a través de su inclusión subordinada en el sistema, pasando por el incipiente aprendizaje institucional democrático y por todos los efectos del impulso reformista no queridos y no controlados por las élites dirigentes.
Esta obra analiza precisamente cómo se producen estos procesos en los distintos países del Magreb (Mauritania, Marruecos, Argelia, Túnez, Libia), diferentes todos ellos en cuanto al grado
de autoritarismo, movilización política de la población y adecuación de dichos procesos a las pautas convencionales de la democracia electoral.
Ello con especial hincapié en el caso de Marruecos, cuyo nivel de desarrollo político es mayor y, por tanto, más sugerente para el observador.
El resultado tiene el triple interés de abordar la política magrebí desde una perspectiva distinta, ilustrar sobre unos procesos electorales habitualmente desdeñados a pesar de su relevancia y dar a conocer el meritorio esfuerzo investigador del GEIM en un ámbito tan cercano como todavía poco conocido.