Aceptar un puesto de ama de llaves en el rancho del atractivo Jeb Worthington suponía un nuevo comienzo para la madre soltera Sophie Penazzi y Brady, su bebé de seis meses.
Era el tipo de mujer que se sentía cómoda con un bebé en la cadera, masa en el delantal y harina en el pelo, y sabía que no se parecía en nada a las glamurosas mujeres que vivían en el mundo de Jeb. Aunque el recibimiento del taciturno ranchero había distado mucho de ser cálido, Sophie no podía evitar desear ser algo más que un ama de llaves en Montana.