«No enseño ni adoctrino, lo que hago es relatar.»
En 1571, tras haber sufrido un accidente montando a caballo, Michel de Montaigne abandonó su posición como magistrado de Burdeos para retirarse a su castillo y empezar a escribir. Este es el inicio, casi novelesco, de una de las obras más importantes de la cultura occidental. Montaigne dialoga con los pensadores clásicos sobre todo tipo de cuestiones concernientes a la condición humana. Sus escritos son continuas tentativas en busca de una respuesta casi como si se tratara de un experimento, una probatura, un essai, un ensayo. El hilo conductor: una reflexión acerca del «sí mismo».
Este volumen, que reúne sus ensayos más notables, se completa con sugestivos apéndices: una buena porción de su dinámico Diario del viaje a Italia, una selección de su Correspondencia, las «Efemérides de Beuther» (su diario personal) y las «filacterias» (las sentencias eruditas que jalonaban su vasta biblioteca). Todo ello conforma un perfecto pórtico de entrada a la obra de un titán de la literatura universal.
Gustave Flaubert dijo...
«Montaigne. Léelo de principio a fin y cuando termines vuelve a leerlo, es una maravilla.»