Éstos son sólo unos cuantos ejemplos de lo que este libro considera un tránsito fundamental en la historia del cine, hasta el punto de poner entredicho el modo en que se ha narrado hasta ahora. Ese flujo se gestó principalmente en Centroeuropa, casi desde los inicios del cine, y poco a poco fue extendiéndose para cruzarse con la tradición cultural americana y dar lugar a un modo de escritura cinematográfica que demasiado a menudo se simplifica con el adjetivo clásico. Porque precisamente lo que pone en duda este libro es la progresión misma de ese estilo. A partir de textos de algunos de los más reputados especialistas internacionales en el tema, En tránsito: Berlín-París-Hollywood explica la historia de esa corriente que se inició en los años diez en la industria alemana, pasó por una época de esplendor en ese mismo lugar durante los años veinte, sucumbió a varias emigraciones no sólo causadas por el nazismo, recaló en Hollywood para entrar en contacto con la tradición americana y terminó convertido en imaginario, en fantasía melancólica evocada, por ejemplo, en los últimos trabajos de Jean-Luc Godard. Por eso ésta(s) también podría(n) ser otra(s) historia(s) del cine, pobladas por personajes como Fritz Lang, Robert Siodmak, Douglas Sirk, Max Ophuls, Otto Preminger y tantos, tantos otros.