Para escuchar el canto del jilguero
vine yo al mundo.
Lo escuché en la niñez como ya dije
en otros versos míos,
y allí mismo aún lo oigo.
En mi carne resuena y con mi sangre gira.
¿Cómo es posible que algo como eso,
tan frágil y tan puro, tan propio y tan de nadie,
pueda estar en la vida, ser la vida,
que exista un bien tan grande y para siempre?
(...)
\"En el árbol del tiempo\" de Eloy Sánchez Rosillo.