Argumento de Elogio del Panfleto y Reivindicación de la Demagogia
Los artículos reunidos aquí ofrecen un sórdido panorama de corrupciones y desvergüenzas.
Pero no son estrictamente informativos ya que, en un ejercicio literario, el autor del texto
desiste de afrontar por su cuenta estas irregularidades y cede la palabra a un ser de ficción. El
recurso no es nuevo, y ya Larra delegó esta facultad en Andrés Niporesas ?o Pemán en el
Séneca?. Lo peculiar está en el nombre que José María Izquierdo aplica a su personaje.
Lo llama José K. en clara referencia al Josef K. de Franz Kafka, esa víctima del agobio
contemporáneo. Ambos recorren territorios distintos, porque si el héroe de Kafka afronta las
perplejidades de la humanidad, el protagonista de Izquierdo actúa en un plano más modesto.
Pero como la mentalidad colectiva lo relaciona con el absurdo existencial, una sensación de
extrañeza invade al lector desde que lo ve aparecer.
En el café de siempre, con su tacita de infusión y junto a su periódico habitual, José K.,
hombre "antiguo y de Chamberí" pierde la compostura cuando el veneno de la política
revuelve su estómago. En un momento, el anciano apacible se transforma en cascarrabias. Y
para sorpresa nuestra, este deudor de Kafka, nos monta un sainete.
Izquierdo desarrolla este modelo con gran desparpajo. En nuestros destemplados órganos
informativos apenas hay humor y en este aspecto Izquierdo se muestra generoso. Imposible
acoger sin una carcajada al cortejo de rufianes, banqueros y obispos que desfila en sus
artículos. Ante el comportamiento de estos indeseables a José K. se le hincha la vena de la
frente y de su boca salen sapos y culebras. Y, al compartir su indignación, el lector descubre
que ese personaje, que por su nombre parecía de otro mundo, es uno de los nuestros.
Los textos están acompañados de ilustraciones de EL ROTO.0