Luis Alberto Granja, su autor, ha sido desde siempre un pionero y, para que no decirlo, un valiente aventurero, decidido a vivir su propio viaje heroico. Basta recordar que fue el primer médico en nuestro país que se arriesgó a buscar en la homeopatía un camino menos mecánico y materialista, más humano e integral de hacer medicina: fue a estudiar en Argentina, encontrándose ahí hombres de la talla de Paschero y Candegabe que fueron sus maestros para, una vez concluídos sus estudios, comenzar a ejercer este particular arte de la medicina en un tiempo en que la homeopatía era totalmente desconocida en el país. Su casa, durante años, fue el sitio de encuentro en donde un grupo de hoy conocidos homeópatas se reunían semanalmente para profundizar y depurar sus conocimientos del maravilloso legado que nos ha dejado Samuel Hahnemann.