Iveta tiene que pasar el verano en casa de su tía Clota. Allí descubre la mentira y la crueldad de algunos adultos. Pero también la bondad.
Es una obra escrita de forma vivaz, pero sin concesiones infraliterarias, en la que recuerda que en la infancia, además de reír mucho, también se sufre.
La autora ha sido finalista del premio Lazarillo
Iveta tiene que pasar el verano en casa de su tía Clota. Allí descubre la mentira y la crueldad de algunos adultos. Pero también la bondad.
Es una obra escrita de forma vivaz, pero sin concesiones infraliterarias, en la que recuerda que en la infancia, además de reír mucho, también se sufre.
La autora ha sido finalista del premio Lazarillo