Carla no lo ha pasado bien, ni por sus anteriores relaciones con los hombres, ni por su trágico pasado adolescente. Fría y distante con todo aquel que se le acerca, es una mujer que no necesita un caballero andante. Esta veinteañera sabe cuidar muy bien de sí misma pero, irremediablemente, llega un momento en que la soledad y los recuerdos pesan demasiado. Justo entonces aparece Daniel Morales.
¿Y qué decir de Morales? Es el típico al que se le podría aplicar aquello de que las apariencias engañan, porque tras esa sonrisa de cine esconde todo lo bueno y todo lo malo. Una extraña mezcla que derribará muchas de las defensas de Carla.
A ninguno le interesa comenzar una relación seria con el otro, así que se ciñen a lo que hay: sexo y negocios. Lo que no esperaban era que fueran a conectar de la manera que lo han hecho.
Ambos se ocultan cosas, guardan sus secretos y no se esfuerzan por dedicarse ni tacto ni sensibilidad, pero les sobra naturalidad.
A través de los ojos de Carla y de los encuentros con sus amigas, Eva, Carmen y Vicky, comprobarás los distintos puntos de vista y opiniones sobre las relaciones entre hombres y mujeres.
El antídoto que nos une y La cicatriz que compartimos, continuaciones de este primer volumen, verán la luz durante este mismo año.