Aunque sus teorías tuvieron enormes repercusiones, Einstein pensaba realmente en términos de simples imágenes físicas trenes a gran velocidad, ascensores cayendo, cohetes, relojes en movimiento. En realidad, fue a partir de dos de esas ideas simples como surgió el papel crucial de la relatividad en el movimiento del universo. La primera idea ocupó el pensamiento de Einstein desde que tenía dieciséis años, cuando intentaba imaginar cómo se vería un rayo de luz si corriera a su lado. La paradoja de una onda de luz en reposo le habría conducido finalmente a la relatividad y a E = mc2, la famosa ecuación que ha desentrañado los secretos de las estrellas.
Einstein dio con su segunda idea mientras estaba reclinado en su silla en la oficina de patentes de Berna: ¿Qué pasaría se preguntó- si él y su silla se cayeran? Esta imagen casi cómica le llevó a la idea de que la estructura del espacio y el tiempo es curva, desbancando a la misteriosa fuerza gravitacional de Newton. Esta idea, a su vez, nos ha permitido llegar a los agujeros negros y el Big Bang.
La lucha infructuosa de Einstein por unificar todas las leyes de la naturaleza procede de su fracaso en dar con una tercera idea. Pero Kaku nos muestra de forma persuasiva cuántas ideas de Einstein de los últimos años de su carrera, anteriormente rechazadas por irrelevantes para la física, han llegado a fructificar en nuevos campos de investigación científica, nuevas tecnologías y varios premios Nobel. Sin olvidar que el espíritu de su búsqueda sigue vivo en la teoría de las cuerdas, protagonista de la física teórica más actual.
Einstein sigue siendo uno de los más grandes y más estimados científicos de todos los tiempos, pero su trabajo y su legado han sido frecuentemente malinterpretados. Gracias a la perspicacia de Kaku y su habilidad para explicar en lenguaje llano los conceptos científicos más densos, El universo de Einstein proporciona una forma nueva y estimulante de apreciar la vida y las ideas de Einstein.
Traducción de Víctor Zabalza de Torres.