Cuando los fabricantes de refrescos se quejan de que sus botellas llegan rotas a su destino y los pastores de que sus ovejas se marean en ese tren, Boni no puede evitar que AJO 24 24 sea llevado a un taller.
Los mecánicos tratan de averiguar lo que le pasa al tren, pero no lo consiguen. Un mecánico japonés, el mejor del mundo, también revisa a AJO 24 24 y descubre que el tren tiene una enfermedad no grave pero sí incurable: el hipo del tren. Por esta razón el mercancías es deshauciado y Boni se pone muy triste al ver como poco a poco se va ensuciando y llenando de telarañas en el cementetrio de chatarra.
Pero un día, a Boni se le ocurre una genial idea que hace que el tren vuelva de nuevo a funcionar: llevar en él sólo determinadas mercancias como batidos, mayonesa, cemento... El vaivén de AJO 24 24 hace que todas estas cosas lleguen mejor a su destino. A partir de ese momento, todos los fabricantes de mayonesa y batidos quieren utilizarlo para transportar sus productos.