En clave de fábula, el mundo de los sueños toma partido revindicando su lugar y espacio. Un viaje por el tiempo en el que no existen relojes, tan solo la naturaleza marca las pautas de una vida que el hombre, se empeña en guardar en un hatillo y, portarla bajo el brazo cual propiedad privada. La vida es una experiencia y no un reto, llena de la magia necesaria para ensamblar realidad y sueños. Ésta historia intenta acariciar el alma del lector, y de paso, si lo hubiera, quitar el polvo acumulado que impide ver el milagro de la vida, acuñar valores perennes, que los vientos de la desesperación no soplen. Tan solo con una suave brisa, éste autor quedaría infinitamente satisfecho. Sean felices.