La prevalencia del capitalismo cimentado en la renta financiera en el mundo globalizado actual ha llegado al punto en que las ganancias anuales de los grandes conglomerados bancarios superan ampliamente el PBI de los países. Esto le proporciona a las grandes empresas un poder inconmensurable, casi imposible de controlar por los mismos gobiernos. Una creditocracia es un sistema en el cual todos los bienes sociales, incluso los más básicos, deben ser financiados con deuda, y en el que el endeudamiento se convierte en un requerimiento fundamental de la vida. El pueblo trabajador es el eslabón más débil de esta cadena, y a menudo el endeudamiento se torna una amenaza para el ejercicio de una ciudadanía libre. A los bancos y financieras no les interesa que los ciudadanos paguen todas sus deudas, ni tampoco se los alienta a que lo hagan. Lo que cuenta es prolongar el servicio de la deuda hasta el final, e incluso más allá de la tumba Por estas razones, el autor argumenta a favor de la negativa a pagar deudas familiares.