En las primeras civilizaciones, entre los avances en el aprovechamiento por parte del hombre de la energía animal, se materializa el sometimiento y manejo de los équidos (caballo, asno, onagro e híbridos), donde el uso del bocado, un artilugio introducido en la boca, resultó de primordial importancia. Como hallazgos arqueológicos de estas piezas se han encontrado bocados en Mesopotamia a partir del 2.300 a.C. No obstante, en los primeros momentos se utilizó al équido más para el tiro y la tracción que para su cabalgadura. Además, como para entonces el hombre tenía conocimiento de la rueda y había logrado grandes avances en la tecnología del uso de la madera, el carro tirado por équidos resultó ser un gran avance para el combate. A partir de 1.900 a.C., mediante el carro ligero tirado por dos caballos, los Hititas lograron la hegemonía de Oriente próximo, y al parecer los pueblos Escitas (siglos VIII-VI) fueron los primeros en generalizar el uso del bocado (articulado) para sus monturas y fueron tan diestros en el uso del caballo que participaron como mercenarios con los Babilonios en la derrota del Imperio Asirio.