Corin Rylance era muy guapo, muy rico y hacía latir con fuerza el corazón de las mujeres. Miranda Thornton no era una excepción. Lo amaba en secreto pero, hija de granjeros, no era un buen partido para el soltero más codiciado de Australia. La hermana de Corin tomó a Miranda bajo su tutela y ésta conoció su brillante estilo de vida mientras bebía champán y cenaba en los mejores restaurantes. Pero lo que hacía que esa chica corriente se sintiera millonaria era el cosquilleo que experimentaba y las chispas que surgían cuando Corin estaba cerca.