Siglo I d.C.: Yilda huye de una muerte segura a manos de los druidas a los que ha servido como esclava desde que murieron sus familiares, siendo ella muy niña. De esos crueles sabios aprendió a curar heridas, a sanar enfermedades y a relacionarse con la naturaleza de forma muy especial. Todo esto le será de gran ayuda cuando se tope con unos soldados romanos que la llevarán ante el tribuno Claudio Pompeyo. El hombre se encuentra muy enfermo a causa de la picadura de una abeja, pero Yilda conseguirá salvarlo de una muerte segura. Como agradecimiento, le ofrecerán llevarla a Roma para que comparta su sabiduría con los médicos del imperio y ella aceptará, pues nada la une ya a su tierra natal. En la actualidad, cerca de Zaragoza se han encontrado los restos de una villa romana y los padres de Carlos son los escogidos para investigar en sus misterios. El más intrigante de todos es el hallazgo de un espejo con una inscripción celta en su mango. Mientras, Carlos y Elena, que habían continuado con su relación, deben replantearse su futuro juntos, ya que la chica tiene la oportunidad de continuar su formación de bailarina en una prestigiosa compañía holandesa y aceptarla significaría pasar mucho tiempo sin verse.