No hay tabúes en este libro. En él se plantea la vieja tesis de la locura del Mensajero de Al-lâh, y se comparan ciertos comportamientos suyos con los de los adivinos que habitaban en el desierto de Arabia.
Abdelmumin Aya nos presenta con inusitada amenidad y rigor cómo el Islam heredó la sensibilidad mágica de los hombres a los que descendió la Revelación. Debido a la validez islámica universal de las fuentes utilizadas por el autor, los musulmanes que se sientan tentados a rechazar las informaciones de este libro estarán obligados a negar en consecuencia la fiabilidad de Bujârî o Muslim, tendrán que dar la espalda a la ciencia del hadiz y sólo así podrán reinventarse un Islam a su gusto.