Argumento de El Rostro Humano de Dios: de la Revolución de Jesús a la Divinidad de Jesús
Colección: Presencia Teológica
No faltan hoy quienes, sintiendo una gran admiración por Jesús y considerándolo sin duda un gran profeta admirable, no acaban de entender la fe en su divinidad. Por otro lado, la investigación crítica sobre el Nuevo Testamento está pasando como gusta de decir el autor del clásico «problema del Jesús histórico y el Cristo de la fe» a otra pregunta por «la comunidad histórica y la Iglesia de la fe» o (con palabras más habituales) por los orígenes de la fe cristiana. La obra no intenta resolver, pero sí aportar algunas pistas para adentrarse en esas dos preguntas. El subtítulo expresa que, además de los datos históricos, que siempre serán precarios, es posible adivinar un proceso de experiencias teologales que ponen del revés todo el mundo de lo religioso, de lo cúltico y de lo moral, y que derivan del impacto del Nazareno, como si éste hubiera sido una especie de «big bang» inicial que desató esas tres revoluciones. A la fe en la divinidad de Jesús se llega por la seguridad de haber conocido a Dios de una manera única e inaudita. Si a eso apunta el subtítulo del libro, su título (El rostro humano de Dios) intenta abrir caminos para resituar la fe en su divinidad. Llamar a Jesús simplemente «Dios» se presta a infinitos malentendidos que impiden conocer la revelación de Dios y evaporan la humanidad real de Jesús. El rostro es la mejor revelación de cualquier intimidad personal, y esto puede aplicarse también a la relación entre Jesús y Dios. Contextuada así la fe en Jesucristo, el autor intenta ver lo que esto puede suponer para el sentido de nuestras vidas y lo que podría significar tanto en la actual cultura postmoderna y nietzscheana como en la convivencia entre las religiones. 0