Uno de los autores más excelsos de las letras nortamericanas. Una alegoría del holocausto de uno de los principales exponentes de la literatura judía de Estados Unidos
Novela por la que Malamud obtuvo el premio Pulitzer. Un intenso relato de la vida de un trabajador judío ruso injustamente condenado a prisión.
Texto de contraportada
Desde la pequeña ventana con parteluces de su habitación, ubicada sobre la cuadra de la fábrica de ladrillos, Yakov Bok vio gente con largos abrigos que, a esa hora temprana de la mañana, corría hacia alguna parte, todos en la misma dirección. (Bernard Malamud).
En una línea similar a la de Beckett, Malamud escribe de un precario mundo de dolor, en un idioma propio, un inglés que, incluso dejando aparte los temperamentales diálogos, cualquiera diría extraído del menos mágico de los calderos: las locuciones, las inversiones y la dicción del habla judía inmigrante, un montón de huesos verbales rotos que, hasta que llegó él y los hizo bailar a su triste son, parecía que ya solo podrían valerle para algo a un cómico de la Borscht Belto algún nostálgico profesional (Philip Roth).