El «principio de placer» no es por tanto nada originario, como pretende el hedonismo, primo hermano del sensualismo, sino solo una consecuencia de una excesiva inteligencia asociativa. Solo en el hombre la posibilidad de aislar el impulso de la conducta instintiva y la de separar el placer del estado y el placer de la función adquiere las más gigantescas proporciones hasta el punto de que se puede decir con razón que el hombre puede ser en todo momento más o menos que un animal, pero jamás. un animal.
Max Scheler, El puesto del hombre en el cosmos
«Scheler ha sido, al margen de la magnitud y la naturaleza de su producción, la más portentosa potencia filosófica en la Alemania de nuestros días; más aún, de la Europa de nuestros días e incluso de toda la filosofía actual».
Martin Heidegger