La importancia práctica que tienen en nuestro país los protocolos familiares es incuestionable. A principios de los años noventa se creó el Instituto de Empresa Familiar para mejorar la fiscalidad y la organización jurídica de las empresas familiares, y un elemento cada vez más presente en la vida de tales empresas es precisamente el protocolo familiar, cuyo contenido es principalmente empresarial, pero que a menudo incluye aspectos que atañen al Derecho de familia, como son las previsiones acerca del régimen económico matrimonial de los firmantes del protocolo, y también al Derecho de sucesiones, cuando se contienen las estipulaciones que se habrán de recoger en las disposiciones testamentarias del empresario y su familia. En definitiva, se ha dicho que el protocolo familiar bien puede ser una fórmula para aplicar el buen gobierno de las sociedades a unas empresas donde, desde luego, puede haber malas prácticas específicas en forma de nepotismo, rivalidad entre generaciones, diseño de normas de gestión poco profesional, etc. La confección de estos instrumentos es así cada vez más conveniente. Por ello, la monografía de Tatiana Cucurull acomete un estudio inicial de la empresa familiar y sus vicisitudes (componentes, modalidades, relaciones internas, órganos de gobierno?), para después poner la atención el protocolo familiar en sí. Sus elementos, su naturaleza jurídica, el contenido, la publicidad de las estipulaciones, sus estatutos, el régimen económico y la diversa tipología de estipulaciones mortis causa que se dan o que se pueden dar cita en un protocolo familiar (usufructo vidual, fiducia sucesoria, sucesión contractual, etc.). Doctora por la Universidad Internacional de Cataluña con una Tesis sobre esta materia, la autora ha podido tener en cuenta también su actividad profesional como abogada en Barcelona, y aporta a la Colección Persona y Familia de este sello editorial una obra interesante para civilistas y mercantilistas.