El español es una lengua más joven de lo que parece. Tiene una venerable historia y tradición, pero su crecimiento internacional -la piedra de toque para las lenguas que contarán en el futuro- es cosa del siglo XX. Todo parece indicar que, a largo plazo, nos aguarda un porvenir cada vez con menos lenguas y con comunidades idiomáticas y dominios lingüísticos progresivamente más grandes.
Ya vivimos en esa selección: el 96 por ciento del género humano se entiende con el 4 por ciento de las lenguas existentes, y el 80 por ciento de la superficie terrestre puede recorrerse sólo con seis o siete lenguas.
Y bien, ¿qué le aguarda al español en ese porvenir? ¿Qué suerte correrá en Hispanoamérica y en España? ¿Qué puede esperarse de él en Estados Unidos? ¿Quedará desplazado en la Unión Europea frente a otras lenguas? ¿Mantendrá su unidad o se fragmentará? ¿Será una lengua útil para la ciencia y las nuevas tecnologías? Responder a estas preguntas, entre otras muchas, es la intención de este libro.