La teoría de los fines de la pena ha girado siempre, básicamente, en torno a dos concepciones clásicas que se contraponen entre sí: teorías absolutas o teorías relativas , según se fundamenten en criterios éticos, las primeras, o utilitaristas, las segundas, y que responden a una forma estética (teorías absolutas) o dinámica (teorías relativas) de enfocar la cuestión de la pena. También se ha dicho, que ambos grupos de teorías responden a una distinta visión del ser humano. En este sentido, las teorías absolutas responden a una visión ideal del hombre mientras que las relativas lo observan desde un punto de vista empírico.
A lo largo de las páginas que suceden, se analizan los postulados de los que parten las distintas concepciones de la pena, así como los fundamentos y las insuficiencias de cada una de ellas para justificar de una manera plena o global el problema de los fines de la pena.