Esta obra aborda las formulaciones más significativas del pensamiento integrista español. Éste, comprometido con la idea de la España eterna, se ha opuesto desde el siglo XVIII, y de modo permanente, a la modernización en nuestro país. Todavía hoy pueden encontrarse muchos de sus elementos incorporados al ideario político español, lo que pone de manifiesto, para el autor, la debilidad endémica del conservadurismo y su incapacidad para poner freno a un catolicismo exacerbado y ultramontano, siempre autoconcebido como depositario de la única y verdadera tradición.