A mis padres, que hicieron cuanto pudieron para educar a sus hijos. A mi querido esposo, siempre en mi recuerdo. A mis hijos, y en especial a Cándida y mi nieta Alba, que me escuchan, animan y corrigen, para poder ver cumplido este bonito capricho de tener en mis manos, mi quinto libro de poesías. Y, cómo no, a mis ocho nietos, y doce bisnietos que adornan mi familia. Y en general, para todo el público que disfruta con la poesía. Porque ..., ¿qué es la vida sin poesía?