Jaime ?ojeador de fútbol con un solo ojo y una navaja de siete dedos en el bolsillo? abandona su desvencijada vida y se deja arrastrar por el rumor de que en un pueblo perdido con nombre de alambrada hay una joven y anónima promesa del balón. Para intentar extraer al mulato adolescente del ambiente de pobreza en que está aprisionado, Jaime se verá obligado a encarar los fantasmas de su tortuoso pasado que le empujaron al alcohol, la soledad, el desamor y el fracaso. La búsqueda errante de un jugador de valía que logre dar sentido a su vacía existencia, le fuerza a ir al encuentro de sí mismo, con la colaboración de la sarta de personajes con los que en su recorrido irá tropezando. La inmigración, la familia, la prostitución, el mundo de la droga y el deseo de ignorancia que nos fuerza a no querer saber de lo doloroso, son algunos de los aspectos que tendrá que ir sorteando Jaime, y el lector, en sus indagaciones. La necesidad de explorar los motivos profundos por los cuales la autodestrucción coloniza a algunas personas, impidiéndonos cualquier logro vital y abocándonos al sufrimiento y la tristeza, es el carburante con que el autor puso en marcha la novela, que estructurada en Primera parte, Descanso, Segunda parte, Descanso, Segunda parte, Descanso previo a la prórroga y Prórroga, otorga un original y fresco planteamiento narrativo, el cual invita al lector a dejarse caer con Jaime por los pasadizos de su desesperación. Con el telón de fondo del fútbol ?pero sin una sola escena de este deporte? los personajes tendrán que jugar el partido con suma intensidad, a pesar de las patadas del día a día y lo bacheado del terreno, para así no acabar sucumbiendo a las inclemencias del tiempo que les ha tocado vivir.