Según la leyenda familiar, Chloe Bradley Wright estaba destinada a soñar con el hombre de su vida durante la noche de su vigésimoquinto cumpleaños. Chloe no creía en la magia, por eso se llevó una buena sorpresa cuando su camino se cruzó con el del atractivo arqueólogo con el que había soñado. Arizona Smith era todo lo que deseaba en un hombre, pero no se quería enamorar de él, sobre todo porque Arizona no se quedaba mucho tiempo en el mismo lugar. Sin embargo, sus besos apasionados y su encanto irresistible le hicieron cambiar de opinión. Hasta cabía la posibilidad de que la profecía fuera cierta.