Meg había luchado mucho para convertirse en una mujer independiente, por eso la sorprendió encontrarse sin poder apartar la mirada de aquel guapísimo desconocido, y preguntándose si no habría algo más importante en la vida que el éxito profesional. Pero lo que más la sorprendió fue darse cuenta de que estaba mirando a su propio marido. Jake Adams había decidido recuperar a su mujer fuera como fuera, y para ello tendría que descubrir todos los secretos que los habían separado tres años atrás. La química que había entre ellos seguía existiendo y Meg no podía negar la atracción que sentía por Jake, pero tenía que proteger su corazón... y el bebé que esperaba en secreto y que les cambiaría la vida para siempre.