Conrad narra con un vívido realismo y gran penetración psicológica las vicisitudes del viaje, incluida una terrible tormenta y la extraña enfermedad del cocinero negro James Wait, «el negro del Narcissus», enrolado a última hora: también Conrad realizó ese viaje, en ese mismo velero, trece años antes.
A propósito de esta novela, su autor dice en el prefacio: «Un negro en el alcázar de un barco británico es un ser solitario. Carece de amigos. Sin embargo, James Wait, temeroso de la muerte, a la que convirtió en su cómplice, era un impostor con carácter: dominaba nuestra compasión, se burlaba de nuestro sentimentalismo y salía victorioso ante nuestras suspicacias... (James Wait) representa simplemente el centro de la psicología colectiva del barco y el eje de la acción... Es el libro mediante el cual, quizá no como novelista, sino como artista que busca la máxima sinceridad de expresión, pretendo perdurar o desaparecer. Sus páginas constituyen el homenaje de mi afecto inalterable y profundo por los barcos, los marinos, los vientos y el mar inconmensurable: los forjadores de mi juventud, los compañeros de los mejores años de mi vida»