El 17 de junio de 1816 parte de la isla de Aix, en la costa francesa, la fragata La Medusa, que junto con dos corbetas y un bergantín forma parte de la flotilla que se dirige a Senegal, territorio que regresaba a manos francesas tras un tiempo bajo dominio inglés.
Pronto la fragata deja atrás a los otros navíos, y tras dieciséis días de navegación, debido a la incompetencia de su capitán, embarranca en unos bajos frente a la costa africana. Ante la escasez de botes salvavidas, se construye una balsa en la que embarcan 147 tripulantes, los cuales de inmediato son abandonados cobardemente a su suerte cortando los cabos que los unían a los botes. Se desarrolla entonces durante trece días un episodio dantesco de locura, desesperación y canibalismo al que sobrevivirán únicamente quince marinos, entre los cuales se encuentran los autores.
Se narra también la aventura vivida por las otras embarcaciones, cuyos tripulantes, una vez ganada tierra, se ven obligados a recorrer la costa del Sahara bajo la amenaza de tribus árabes.
Finalmente la convalecencia de los supervivientes y su regreso a Francia, donde topan con la más absoluta incomprensión e injusticia.
Este fracaso supuso un escándalo descomunal en Francia, y fue inmortalizado por Théodore Gericault en el famoso lienzo La balsa de La Medusa, que se conserva en el Museo Nacional del Louvre.