Para hacerse cargo de esta conclusión, Ana-Maria Rizzuto indaga a través de la investigación clínica y de la reflexión teórica a partir de las obras de Freud, Erikson o Winnicott la génesis de la representación personal de Dios y las ulteriores elaboraciones que de ella hace el individuo a lo largo de las vicisitudes de su ciclo vital. Desde el campo psicoanalítico, el presente libro constituye así también una contribución a la necesidad planteada actualmente a la reflexión teológica de integrar las perspectivas teológicas con la experiencia humana concreta.