Una pareja de jóvenes busca el amor absoluto mientras tratan de encontrar un refugio entre el cielo y el infierno. Ese sería el principal obstáculo a enfrentar, de no ser porque ellos son hermanos...
Wenceslao, anciano de cuerpo, pero no de espíritu, recuerda lo que él considera como la única época importante de su vida: la que le tocó vivir en Piura, en la costa norte del Perú, allí donde descubrió y tuvo acceso al amor absoluto, al amor que sintió por la sensible Xóchitl, su hermana.
Miguel Gutiérrez es uno de los narradores más admirados dentro de la literatura peruana de hoy. Su obra consigue ser no solo un fresco de los escenarios en los que se desarrollan sus historias, sino también un registro preciso de los paisajes interiores de sus protagonistas. En este libro, encontramos ese factor de nuevo. Piura y Wenceslao son las coordenadas en las que se ubicará y desarrollará la historia de una muchacha única, Xóchitl. Jugando con los límites impuestos por la moralidad conservadora en la que se han criado, ambos hermanos se dejarán caer en un torbellino insaciable nacido del amor. Como Adán y Eva que tuvieron que abandonar el Paraíso, Wenceslao y Xóchitl tienen que abandonar la parcela del mundo que los obliga a estar separados y distantes. Sin embargo, las consecuencias de esa actitud no serán nada cómodas para ambos. Tal complejidad en su elaboración hace de esta novela una de las piezas maestras de la narrativa de Gutiérrez.
Cada vez se incrementa el número de lectores de Miguel Gutiérrez. No cabe duda de que se debe a que es, hoy por hoy, uno de los narradores más estrictos con su búsqueda de la armonía entre la forma y el fondo, el estilo y el espíritu.