El gobierno de unos imperios de escala planetaria, como los que crearon españoles y portugueses a finales del siglo XV, requirió un esfuerzo titánico: conseguir que las órdenes dictadas en Lisboa y Madrid alcanzaran y fueran ejecutadas en puntos del planeta tan lejanos como Goa, México, Lima, Salvador de Bahía o Río de Janeiro era algo que sólo se podía esperar con una sofisticada organización que, en sí misma, constituía un desafío a los recursos logísticos disponibles. El más socorrido de estos recursos fue la creación de virreinatos. Hasta ahora, la atención que los historiadores han dedicado a los virreyes ha sido, ciertamente, desigual. Existe un buen número de estudios, algunos ya clásicos. En todos ellos, los virreyes ocupan, sin embargo, un lugar relativamente secundario, ya que el objetivo principal es examinar el encuadramiento de estos territorios, con una larga tradición de gobierno propio, en la nueva estructura de signo imperial. Este libro ofrece una completa visión comparada y de conjunto de los resortes y fundamentos del poder virreinal de las monarquías ibéricas.