La implantación de las órdenes religiosas en los núcleos urbanos trajo consigo la puesta en juego de una serie de relaciones, de las que ambas partes resultaron beneficiadas. Si las ciudades vieron transformada su fisonomía con espléndidos conjuntos monumentales que motivaron una serie de intervenciones decisivas en el momento de procurar la ordenación de su territorio, la implicación de las órdenes en la dinámica colectiva no resultó menos fructífera, a la hora de generar y favorecer unas pautas de comportamiento claves para entender el controvertido contexto cultural del Barroco.
El convento de Santa Isabel de los Ángeles contribuyó intensamente al proceso descrito, convirtiéndose en uno de los centros neurálgicos de esa \"Ronda Sagrada\" que, hasta el siglo XIX y al igual que en todo el país, imprimió de un carácter singular las arterias y recovecos de la señorial Ciudad del Tajo. La trayectoria secular del monasterio, el estudio de su patrimonio cultural y sus implicaciones en la memoria y el presente de Ronda son objetivo preferente de este libro, sin olvidar un aspecto de su personalidad, tan altamente significativo, como es la integración de este conjunto monumental en la idiosincrasia, el modus vivendi, la filosofía ante el mundo y el papel individuo que expandió la orden franciscana por tierras andaluzas.