Pero aunque Moisés y la religión monoteísta pueda leerse como el capítulo final del historial clínico de la larga vida de Freud, también es un escrito sobre asuntos de importancia general ?la naturaleza de la historia, la religión y la condición del pueblo judío, el cristianismo y el antisemitismo? cuya composición, desde sus primeros esbozos en 1934, estuvo marcada por una circunstancia histórica trágica, en medio de las vicisitudes del propio movimiento psicoanalítico.
La aproximación que hace el autor en su calidad de historiador del judaísmo, pretende comprender el Moisés de Freud de una manera inaccesible a los críticos psicoanalíticos o literarios. Su preocupación prioritaria por la naturaleza de la memoria colectiva judía le permite situar esta obra a una luz completamente nueva. Se hace así cargo de la controversia creada por la actitud de Freud con respecto a su propio judaísmo, a una «judeidad» que, según el creador del psicoanálisis, se perpetuaría de forma «interminable» frente a un judaísmo «terminable». El Moisés puede leerse entonces como la historia psicoanalítica de los judíos, del judaísmo y de la psique judía; como el intento de Freud, bajo la sombra del nazismo, de descubrir qué hizo a los judíos ser lo que son.