Eleonora es una mujer fuerte, dispuesta a pagar por los errores cometidos, pero intenta que su hija Corinne no caiga en las trampas sentimentales que le han obligado a ella a refugiarse en un piso de París, lejos de los suyos y muy cerca de una tristeza infinita.
Corinne está en Italia y la relación entre madre e hija se ha desgarrado como una sábana vieja, usada y lavada demasiadas veces, pero de repente Eleonora encuentra la forma de coser la tela rota: día tras día, dibujará con palabras un mapa de las prendas que dejó en Florencia. Junto con la descripción minuciosa de faldas, blusas y vestidos, van unos consejos para que su hija entienda que la vida está hecha de injertos y remiendos, zurcidos y pespuntes, y sin embargo ahí, debajo de un dobladillo torcido o un cuello demasiado escotado, estamos nosotras, aún vivas y dispuestas.
Las palabras de Eleonora son febriles, a veces desordenadas, pero su energía se contagia y el talento de Elvira Seminara, ávida lectora de Calvino, Perec y Borges, abre armarios y revuelve perchas que nos tocan muy de cerca.