Rosario Girondo está poseído por el mal de Montano, es un ser enfermo de literatura. En un intento de curación, inicia una quijotesca contienda mental que le lleva por tierras de Nantes, Lisboa, Praga, Budapest, las Azores y Valparaíso. En sus desplazamientos va dibujando, en forma de diario íntimo visitado por la memoria de un sinfín de autores, el mapa geográfico de Montano, una comarca infinita y peligrosa en la que proliferan los enemigos de lo literario. Su lucha es un combate continuo contra un realismo que cae sobre su imaginación novelesca como una gota fría y un contratiempo inadmisible.
Ésta es la crónica de un hombre de acción asfixiado de literatura y una contrarréplica de la parálisis literaria comentada por Enrique Vila-Matas en Bartleby y compañía. Considerada como una de sus novelas fundamentales, El mal de Montano recibió en su día cinco premios importantes, entre los que destaca el premio Médicis-Étranger (al mejor libro extranjero publicado en Francia), el único obtenido por un español hasta la fecha.
Más allá del éxito unánime de crítica, que ha resaltado la originalidad de su planteamiento y su extraordinario sentido del humor, este libro ha traspasado las fronteras literarias convirtiéndose en un símbolo de la enfermedad de la literatura y fuente de inspiración para creadores de otras disciplinas que, lanza en ristre, continúan la gesta de salvaguardar un arte en peligro.