Por medio de un lenguaje tan preciso como desnudo de artificio, a través una historia narrada con singular intensidad, José María Merino recrea ese paraíso natural completo y autónomo que parece existir a salvo del sufrimiento, pero que puede acabar suscitando la sospecha de corresponder más al sueño y al delirio que a la vigilia y a la razón.
Una novela plena de maestría, que ha obtenido el premio de narrativa Gonzalo Torrente Ballester 2006.