Esta obra contiene estudios sobre la circulación de los libros entre los siglos XVI y XVIII, centrados en el viaje atlántico entre España y América, que se constituyó como un eje vertebrador de los intercambios culturales en el mundo moderno. Estos trabajos se ocupan de aspectos clave del tráfico de los libros producidos en las prensas europeas, con especial atención al papel de los libreros, a la oferta de las librerías y a las estrategias de mercaderes de libros y lectores con el fin de conseguir nuevos textos. También se analizan los agentes de la Corona que intervienen en el control del libro: autoridades reales e inquisidores.
El proceso de globalización cultural se inició en el mundo moderno con el tráfico internacional de impresos, que abrió rutas y mercados para los saberes difundidos por las imprentas europeas. En esta obra, se ofrece una panorámica de esta situación en la ciudad de Sevilla, verdadero corazón del abastecimiento del continente americano, así como un análisis de las rutas, de los agentes y de la oferta de libros, lo que se ejemplifica con el caso de la red de negocio de unos libreros sevillanos y una tienda de libros de la ciudad de México.
En los navíos que atravesaron el Atlántico, viajaron textos protagonistas de una aventura intelectual sin precedentes, con miles de obras destinadas a surtir las librerías y las bibliotecas de todo un continente. Otro de los trabajos estudia el abastecimiento de Caracas, una ciudad sin imprenta, a la que llegan libros a través de varios canales, interesante muestra del suministro de las áreas alejadas de los centros de producción y consumo de Perú y México. De este modo, mientras recorremos los centros productores y distribuidores es posible acompañar los pasos de los libros en busca de los lectores.