De todos los pueblos de la antigüedad, ninguno manifestó por el misterio de la muerte un interés tan apasionado y exclusivo como el egipcio. En la actualidad poseemos unos 190 fragmentos de los conjuros que los parientes del muerto colocaban en las tumbas. Richard Lepsius, en 1842, hizo la primera edición de estas invocaciones mortuorias con el nombre de Libro del los Muertos, que si bien inexacta ha perdurado hasta nuestros días, y que hemos decidido mantener por una coherencia por el lector, que de otra manera se vería confundido. El título real de la obra sería Salida del Alma hacia la Luz del Día, que refleja de forma algo más completa el verdadero sentido de este texto imperecedero. Versión realizada a través de la revisión de las traducciones anteriores, comparadas con el texto jeroglífico de Wallis Budge. El ordenamiento poético es quizás arbitrario, pero el texto original no tiene ningún tipo de puntuación, tan solo la grave majestuosidad de las aguas del Nilo.