El presente volumen reúne diversas historias, acompañadas de ilustraciones (a color y en blanco y negro) de Pyle sobre aquellos marineros de los viejos días que navegaban a lo ancho de inexplorados océanos en sus pequeños barcuchos de menos de cien toneladas, en busca de aventuras, de mares desconocidos, y también tras los tesoros de los anchos galeones españoles que surcaban de un lado a otro el mar Caribe y atravesaban el canal de las Bahamas. Frobisher, Davis, Drake, Morgan, Kidd y muchos otros «caballeros de fortuna» llevaban una vida al límite, navegaban siempre sin rumbo fijo, sin hogar, fuera de la ley, en un océano inmenso. De pronto, desaparecían durante meses, iban a carenar el barco en alguna playa desierta, y volvían a aparecer inesperadamente para abatirse sobre algún mercante con estruendo de mosquetería, gritos, alaridos y un infierno de pasiones desatadas. Pues también la crueldad está presente en estas historias: cuando los galeones españoles lograban hacer prisioneros entre los piratas ingleses, la muerte era la pena más leve que se les aplicaba; si los ingleses salían victoriosos de su ataque, torturaban también a sus presas con una saña que atemorizaba al resto de la flota. La crueldad genera crueldad, y es difícil decir quién era más eficiente torturando a sus víctimas, si los ingleses o los españoles: hoy todo esto es leyenda.