El presente trabajo analiza la función histórica, literaria y teológica de las vestiduras y los lienzos que aparecen en el cuarto evangelio, así como los gestos que se realizan con ellos y la relación que guardan entre sí. Se estudia aquí hasta qué punto es importante que se describa con detalle el estado de Lázaro resucitado, los gestos de Jesús en el lavatorio, la indumentaria del «rey de los judíos» que Pilato presenta al pueblo, la peculiar túnica separada de las ropas que los soldados arrebatan al crucificado, la disposición singular de los lienzos mortuorios en el sepulcro vacío o el gesto de Pedro, al final del evangelio, que se ciñe el manto para seguir a Jesús resucitado, con el discípulo amado detrás.Si Jesús es el Logos hecho carne, el evangelista emplea con frecuencia un múltiple plano de comprensión en su historia, de tal manera que lo material significa o manifiesta también lo espiritual; los acontecimientos históricos revelan los teológicos; la humanidad de Jesús muestra su divinidad; los signos sensibles manifiestan los rasgos trascendentes.