Ante él se materializaron fragmentos de una realidad que aún no era más que un sueño, una posibilidad. Y en cambio, conseguía visualizarla: la cadena de acontecimientos que había desencadenado con aquel asesinato. Una tras otra, las teselas iban encajando, formando un mosaico. Alguien investigaría el homicidio. Tan solo había que esperar. Frunció los labios en una sonrisa. Se cubrió el rostro con una capucha y se marchó sigilosamente.