«Sentía ese tiempo humano vivo fracasando en el tiempo religioso matemático convencional. Pero en verdad yo no sabía qué era el tiempo. A veces me parecía que simplemente el tiempo no pasaba. Cambiaba, como las cosas y la gente, como todos y cada uno. Como cambiaban las palabras, que de día en día adquirían en mis oídos plurales y excéntricos significados, remitiendo más allá de sí, desvelando en sus relaciones una intrincada polisemia, una magia cotidiana y caótica donde todo acababa por encajar armoniosamente en el devenir universal, deslizándose en suaves melodías o cabalgando a lomos de ritmos violentos. Todo encajaba menos yo, que no me daba cuenta, que iba en pos de la belleza ciego, traicionando la nobleza de ese impulso, y hube de pagarlo con creces.»
El laberinto del Albayzín es una novela antipsiquiátrica. Al mismo tiempo que admite una lectura independiente, completa el díptico autobiográfico iniciado por el autor en Pantanosa (Ediciones Libertarias, 2010).
Francisco Miranda Terrer (Valencia, 1976) es licenciado en Derecho por la Universidad de Salamanca.