Barnaby Brocket es un niño especial que pertenece a una familia demasiado normal; peor aún, tremendamente normal, aburridamente normal. Sus padres y sus hermanos son gente respetable y no les gusta nada llamar la atención; pero su mundo se pone patas arriba el día en que nace Barnaby. Su madre se da cuenta de que algo va mal en cuanto empieza a notar los dolores de parto, extrañamente intensos, aunque lo peor está por llegar: ¡su bebé sale disparado y se queda flotando en el techo de la habitación!
Después de pasar por médicos y más médicos, el diagnóstico es concluyente: Barnaby no obedece a las leyes de la gravedad y su estado natural es flotar. Sus padres, desesperados, no saben qué hacer con él y de nada sirven las súplicas del niño, que asegura que quiere quedarse en el suelo, pero no puede.
Al final, solo queda una solución: dejar que se vaya volando...