Quinto de la serie. Siempre vestido con impecables trajes de diseño, Jake Vance era el peligro hecho carne, un tiburón de los negocios apuesto y refinado. El primer cometido de Holly McLeod era ser su asistente personal en una prestigiosa empresa de diamantes; el segundo era espiar todos sus movimientos. Para sorpresa de Holly, el hombre que ocupaba sus sueños resultó ser el primogénito perdido de la dinastía Blackstone y heredero de una inmensa fortuna. Y aún más sorprendida se quedó cuando, con el propósito de salvar su nueva empresa, él le propuso matrimonio.