El gran teatro del mundo es, junto a La vida es sueño y El alcalde de Zalamea, una de las obras más conocidas de Calderón de la Barca. Escrita probablemente entre 1630 y 1635, esta obra demuestra la pericia del autor en géneros tan diferentes como el auto sacramental, la comedia filosófica o el drama de honor. Traducido y representado innumerables veces, en todo tiempo y lugar, este auto sacramental ha superado los condicionamientos estéticos de la época en que fue escrito para extender con fuerza un mensaje ya conocido desde los clásicos latinos: la vida no es más que una mera representación en la que hay que hacer un papel determinado que dura tan poco como esta, y en la que, finalmente, lo importante es «obrar bien».
Las notas, los comentarios y el estudio que ha realizado Enrique Rull, profesor de literatura española de la UNED, acercan al lector a los principales aspectos de la obra y le ayudan a comprender la posición y relevancia de Calderón de la Barca en el marco del Siglo de Oro.
«Y pues representaciones
es aquesta vida toda,
merezca alcanzar perdón
de las unas y las otras.»