Sara vuelve a casa de sus padres tras el fallecimiento de ellos, y se encuentra con que tiene que cuidar del gato, la casa y acabar sus estudios en Bellas Artes. Pero no se encontrará tan sola entre esas paredes, ya que pronto descubrirá que alguien más vive allí. Se trata de Aitor, un fantasma muy peculiar: puede ser visto y tocado pero arrastra una maldición según la cual no puede mantener relaciones ni besar; el motivo es que en vida nunca consiguió amar. Además, al parecer en el entorno de Sara todos ocultan secretos que ella deberá desvelar.